August 1, 2016
A STEWARDSHIP MOMENT
A thought or two on stewardship in the Sunday readings
Nineteenth Sunday in Ordinary Time Weekend of August 6/7, 2016
In today’s Gospel reading, Jesus concludes his teaching about those who are “faithful and prudent stewards” with that classic stewardship teaching: “Much will be required of the person entrusted with much, and still more will be demanded of the person entrusted with more.” Christian stewards recognize that God is the ultimate source of their gifts, talents, resources and aptitudes, and that God wants them to use these varied gifts in his service. This week might be a good time to reflect on our God-given gifts. Are we using those gifts to serve the Lord? If Christ came back to us unexpectedly tomorrow would we be able to give a full accounting of how we have exercised stewardship over these gifts?
Twentieth Sunday in Ordinary Time Weekend of August 13/14, 2016
In today’s second reading, we hear the author of the letter to the Hebrews liken the daily life of the Christian steward to a race, a long-distance race perhaps, certainly not a sprint; requiring endurance and a single-minded focus on Jesus at the finish line. Good stewards are firmly committed to running the race, to live the Christian life to the fullest, to keep their eyes focused on Jesus. They don’t grow weary. They don’t lose heart. They know there is immense joy waiting for them at the finish line. Are you fully committed to living each day for Christ? Are you running the race, or are you simply jogging? Just walking? Sitting? Going backwards? Going nowhere? Some of us may want to reflect on what we can do to run the race with even more conviction. Others may want to reflect on how to simply enter the race and start running.
Twenty-first Sunday in Ordinary Time August 20/21, 2016
The Gospel reading today starts with a question: “Lord, will only a few people be saved?” Jesus offers only a simple reply: Strive to enter through the narrow gate. Many will try to enter and will not be able. Good stewards know there is only one, narrow gate. Not everything will fit. This narrow gate has no room for our accomplishments. No room for our money. No room for our possessions. No room for anything else but those who’ve been good stewards of the Gospel. We can’t custom build our own gates either. There is only one, narrow gate that happens to be open for a time, but for how long? What is our plan of action to get through that gate?
Twenty-second Sunday in Ordinary Time August 27/28, 2016
In today’s Gospel, Jesus challenges the social structure of the Pharisees and teaches his hosts and their guests some profound lessons in humility. Pharisees maintained deep social divisions between who they considered “holy” and “unholy,” rich and poor, honored and despised. They didn’t invite someone to a banquet or dinner who couldn’t reciprocate. And the lowly, the poor, the crippled, the lame and the blind had no capacity to reciprocate. Good stewards realize that if they embrace a humility that allows them to be generous to those who cannot repay them, they give evidence of having the kind of heart that will enjoy the Lord’s intimate friendship. This week let’s reflect on our attitude towards those who cannot repay our generosity. What is the extent of our hospitality toward others? Are we generous with those who cannot repay us?
UN MOMENTO DE CORRESPONSABILIDAD
Algunos pensamientos sobre corresponsabilidad en las lecturas del domingo
Décimo Noveno Domingo del Tiempo Ordinario Fin de Semana del 6/7 de Agosto de 2016
En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús concluye su enseñanza acerca de aquellos que son “corresponsables fieles y prudentes,” con la clásica enseñanza de corresponsabilidad: “Mucho se le pedirá a la persona a quien le fue confiado mucho, y todavía más será demandado de la persona a quien le fue confiado más.” Los corresponsables cristianos reconocen que Dios es la fuente última de todos sus dones, talentos, recursos y aptitudes, y que Dios quiere que usen esta diversidad de dones para Su servicio. Esta semana sería un buen tiempo para reflexionar acerca de nuestros dones otorgados por Dios. ¿Estamos nosotros usando estos dones para servicio del Señor? Si Cristo regresa a nosotros mañana, inesperadamente, ¿seremos capaces de rendir cuentas cumplidas de cómo hemos ejercitado la corresponsabilidad sobre esos dones?
Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario Fin de Semana del 13-14 de Agosto de 2016
En la segunda lectura de hoy, escuchamos al autor de la carta a los Hebreos comparar la vida diaria del corresponsable cristiano a una carrera, tal vez una carrera de larga distancia, ciertamente no de velocidad; que requiere resolución y decisión enfocadas en Jesús al final de la línea. Los buenos corresponsables están comprometidos firmemente a correr la carrera, a vivir la vida cristiana plenamente, a mantener sus ojos enfocados en Jesús. Ellos no se cansan. Ellos no se desaniman. Ellos saben que hay un gozo inmenso esperándolos en la línea final. ¿Está usted comprometido plenamente a vivir cada día por Cristo? ¿Está usted corriendo la carrera o está simplemente trotando? ¿O solamente camina? ¿Está usted sentado? ¿Camina usted hacia atrás? ¿Va hacia ningún lado? Algunos de nosotros quizás deseemos reflexionar sobre qué podemos hacer para correr la carrera aún con más convicción. Otros tal vez quieran reflexionar simplemente sobre cómo entrar en la carrera, y comenzar a correr.
Vigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario Fin de Semana del 20-21 de Agosto de 2016
La lectura del Evangelio de hoy comienza con una pregunta: “Señor, ¿sólo unos cuantos serán salvados?” Jesús da una simple respuesta: intenten entrar por una estrecha puerta. No todo entrará por ella. Esta estrecha puerta no tiene espacio para nuestros logros. Tampoco para nuestro dinero. Ni para nuestras posesiones. No tiene espacio para nada más que para aquellos que han sido buenos corresponsables del Evangelio. Tampoco podemos construir nuestra propia puerta personalizada. Solamente hay una estrecha puerta que estará abierta por un tiempo determinado, pero ¿por cuánto tiempo? ¿Cuál es nuestro plan de acción para entrar por esa puerta?
Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario Fin de Semana del 27/28 de Agosto de 2016
En el Evangelio de hoy, Jesús desafía la estructura social de los fariseos y enseña a sus anfitriones y sus huéspedes algunas lecciones profundas en humildad. Los fariseos mantienen arraigadas divisiones sociales entre quienes ellos consideraban “santo” y “profano,” rico y pobre, honrado y despreciado. Ellos no invitaban a nadie a un banquete o a una cena que no pudiera responder de manera recíproca. Y el modesto, el pobre, el paralítico, el cojo y el ciego no tenían la capacidad para corresponder. Los buenos corresponsables son conscientes de que si ellos abrazan la humildad que les permita ser generosos con aquellos que no pueden corresponder, ellos dan evidencia de tener la bondad de corazón que disfrutará la amistad íntima con el Señor. Esta semana reflexionemos sobre nuestra actitud hacia quienes no pueden corresponder a nuestra generosidad. ¿Cuál es el grado de nuestra hospitalidad hacia otros? ¿Somos generosos con aquellos que no pueden correspondernos?